Las 10 millas que separan Peralta (Azkoien) y Falces poco a poco se están convirtiendo en un clásico dentro del calendario de carreras a pie por tierras navarras. De hecho, el domingo pasado un grupo bien nutrido de hirukis nos animamos a correr a pesar de la fría mañana; Fran Teruel, Txitxo, Miguel Angel Castrillo, Javier Elizari, los Fernandos Nuin y Dean y yo mismo nos propusimos emular a los keniatas y marroquíes a quienes solemos mirar (y admirar) en las carreras de cross mientras "zapeamos" apoltronados en el sofá.
Por cierto, la Peralta- Falces es de lo más parecido a las que vemos en la tele, aunque este año el gran ausente a la cita ha sido el barro. La carrera tiene su gracia: primero, porque la miden en millas y, si no llevas en tu muñeca alta tecnología, estás obligado a ejercitar un cerebro acostumbrado a calcular el tiempo en kilómetros; segundo, porque el recorrido discurre por la ribera del río Arga.
La distancia (16km) es un buen test o un buen entreno y, si además lo haces en buena compañía, mucho mejor. Una hora, 1:07, 1:10, 1:12... qué más da si has pasado la mañana entre amigos, has disfrutado de tu afición y, encima, los has hecho por los desconocidos Sotos del Arga. Según he dicho, la carrera discurre paralela al río y es una ocasión perfecta para descubrir cómo era el cauce en su origen, con cuatro lagunas a sus lados donde incluso se pueden ver aves. Y qué decir del regreso a Peralta: los impresionantes cortados de yeso plegado te hacen pensar que no hace falta irse muy lejos para descubrir paisajes de ensueño. Dicen los biólogos que por la zona se avistan alimoches y han vuelto a aparecer las nutrias... quizá el próximo año con más "ojos" y con un ritmo más sosegado podremos disfrutar aún más de esta carrera que se está haciendo un hueco en nuestro calendario.
Hasta la próxima.
Kike.
P.D: Las crónicas no son más que una bitácora (un cuaderno de viajes), una visión del mundo encima de un sillín.
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