Aunque la semana pasada fue calurosa, el sábado tuvimos un pequeño respiro en los valles de tierra Estella, por donde discurre el triatlón de Aritzaleku en su versión sprint matutina -que congregó a un gran número de hirukis- y la media distancia vespertina. El embalse de Lerate, rodeado por la sierra de Lokiz, las estribaciones de Etxauri, los montes de Guirguillano y las montañas de Montejurra y Mojardín, fue de nuevo el marco incomparable de la prueba.
Hace más de un siglo, cuando se desmoronó la Primera República, se vivió en esta zona una de las batallas más cruentas de las guerras carlistas. El sábado pasado cambiamos las bayonetas por las bicicletas y las boinas rojas por los cascos, pero también libramos una gran batalla… esta vez contra el dios Eolo.
Puso la tregua el segmento de natación, que comenzó a las 14.15, que acabó rápidamente y que, con dos vueltas a un embalse más parecido a una piscina por la quietud del agua, aniquiló el sopor de la calorina persistente en Tierra Estella durante toda la mañana. Tras el chapuzón, sin duda, lo más duro fue la subida hasta los boxes.
Puso la tregua el segmento de natación, que comenzó a las 14.15, que acabó rápidamente y que, con dos vueltas a un embalse más parecido a una piscina por la quietud del agua, aniquiló el sopor de la calorina persistente en Tierra Estella durante toda la mañana. Tras el chapuzón, sin duda, lo más duro fue la subida hasta los boxes.
La bici consistió en tres vueltas a un circuito de 30km, un continuo sube-baja que no dejaba un solo respiro para descansar.
Comenzamos acometiendo el puerto de Arradia, desde el que podíamos observar perfectamente el farallón calcáreo de la sierra de Lokiz dominando soberano todo el valle, y escuchar el “cricri” de las chicharras y las cigarras holgazaneando… Después de una rápida bajada y un largo repecho hasta Lácar, entramos sin más remedio en el “túnel del viento” y se hicieron interminables los kilómetros hasta Aritzala, con continuos toboganes que hicieron míseras las medias. La vuelta por el mismo camino hasta Alloz nos permitió recuperar un poco todo lo perdido y comprobar con qué fuerza nos empujaba el viento y cómo nos devolvía lo que nos quitaba… A nuestros costados, campos marrones y amarillos, pajuz desechado… y nuestra garganta seca como el paisaje…
La carrera a pie no tenía mucha pérdida: cuatro vueltas desde boxes pasando por meta y cruzando el pueblo de Lerate hasta llegar al repecho de la presa. Menos mal que amenizó la txaranga en los kilómetros finales…, menos mal que la luna salía y el paisaje era espléndido, con el embalse en lo bajo e Irurre en lo alto, menos mal que el continuo cruce con tus compañeros te hacía seguir adelante y rebasar tus previsiones de mejora de tiempos.
Porque Aritzaleku es duro pero Hiruki, la marea negra navarra, realizó una marcha imperial, con una mezcla de muchos niveles y experiencias en lo estrictamente deportivo, y de nuevo dio una imagen de unión de sus integrantes, tanto de los que participamos en la prueba como de los que vinieron a animarnos (Conchi, Estefania, Guiller, Javi Núñez, Miren y Sergio).
Imanol, convertido en el general Zumalacárregui, tomó pletórico las riendas de la carrera, demostrando una vez más que cualquier objetivo se le queda corto. Iñaki Marsal, en su línea de progresión de cara al campeonato del mundo de Vitoria. Jorge Tirapu, como Zalacaín el Aventurero, siempre dándolo todo. Haritz y Fran, sin hacer ruido, con una buena carrera. Alfredo, muy constante en todo momento. De los novatos en la distancia, nadie se marchó de vacío: Ibai, la trituradora rodante, demostró que lo suyo es la bici; a Fernando Dean, la veteranía le hizo terminar a pesar del sufrimiento. La gran sorpresa fue Txitxo quien, de menos a más, puso un broche de oro con su sublime carrera a pie. Por último Mikel al cuadrado: uno, por terminar decentemente en su debut y nuestro más ilustre veterano, por finalizar. Mención especial para Gorka y Mikel Itúrbide, que hubieron de renunciar en la mitad de la media.
Después de la cena a base de hidratos, como antesala del verano, había verbena… pero el cansancio acumulado nos hizo poner rumbo de nuevo hacia Pamplona.
Desde mi sillín, os deseo un buen julio: nos vemos en agosto!!
Kike.
Resultados:
Enhorabuena a todos. ¡¡Menudas máquinas tenemos en el club!! Kike, te vamos anombrar ESCRIBIENTE MAYOR DEL REINO.
ResponderEliminarFelices fiestas hirukis.
Patxi C.