miércoles, 18 de octubre de 2017

Crónica FULL ICAN GANDÍA 2017, por José Ignacio Miqueo

CRÓNICA FULL ICAN GANDÍA 2017

Dicen que con constancia y esfuerzo se consigue todo lo que uno se propone.

A veces, cuando menos te lo esperas, ocurren cosas que ni te las podías imaginar al hacerse realidad.

Todo esto empezó a suceder cuando varios locos de un mismo club, Hiruki Triatlón Valle de Egües, decidimos apuntarnos a la cuarta edición del Full & Half Ican Gandía 2017 (Pablo y Álvaro en distancia Half, y Fernando, Tomás y yo en distancia Full).

Con ilusión y muchas ganas preparamos la prueba que finalmente llegaría el 14 de octubre.

Dos días antes, ya estamos todos en Gandía. También aparecen Imanol, que haría el Full, y Mariana. Ese mismo día cada uno hace lo que tiene planeado, que en mi caso sería rodar muy suave con la bici durante una hora para ver el circuito y las sensaciones.

Tras descansar bien por la noche y un buen desayuno, cojo el dorsal y me empieza a entrar ya en el estómago un gusanillo que me indica que el gran día ya está cerca. A la tarde, tras el control de material y la reunión técnica, llega el turno de los más pequeños con el Ironkids, una carrera a pie al lado del puerto con varias distancias según las edades.

Primer debut de un Hiruki en Gandía, Daniela. Hace caso a su padre y corre a tope sin mirar atrás. Llega a meta muy contenta por participar y saber que le van a dar una medalla como a todos los demás. Por su parte, Nicolás, indeciso si correr o no, decide no hacerlo (algo lógico porque con 3 años no sabe ni lo que quiere, bueno… sí sabe…dar por el riau a sus padres).

Tras una buena cena con hidratos de carbono llega la hora de dormir. Me entra el sueño rápido y sin nervios, y consigo pasar una buena noche.

Suena la alarma del móvil y...ya, ya,…que el día D ya ha llegado.

Desayuno y a boxes a ultimar los preparativos. Allí me encuentro con Fernando y Tomás. También veo a Ricardo Abad, cuyo objetivo era mejorar su marca en distancia Ironman que al final lo conseguiría por 23 segundos.

Con los típicos nervios, nos dirigimos a la cámara de llamadas, y veo a Imanol, tranquilo y con ganas de hacerlo bien.

Todos al agua y bocinazo de salida.

La natación es en el puerto. El mar está como un plato y una temperatura del agua muy agradable. Todo perfecto para nadar bien. Son dos vueltas, sin salir del agua. Desde el primer momento me encuentro muy bien nadando, con muy buenas sensaciones y muy descansado (fundamental el descanso para rendir en las mejores condiciones).

Intento no ir a tope en la primera vuelta y aumentar el ritmo en la segunda. La verdad es que no se me hace una natación muy larga. Consigo salir del agua el 14 en 1 hora y 12 segundos, muy buen tiempo para mí y mejor de lo esperado.

Llego a la transición y cojo la bolsa con la ropa para la bici. Me cambio en la carpa habilitada para ello y listo para afrontar con muchas ganas los 180 kms.

Es un circuito de bici llano al que hay que dar 6 vueltas. La peculiaridad es que hay unos 30 kms de adoquines con badenes, 5 kms por vuelta, y algún que otro giro que te hace frenar en exceso, pero que con los ánimos de mi familia es todo mucho más llevadero.

Ruedo con fuerza, pero sin ir cargado de piernas y sin vaciarme. En cada vuelta nos animamos los hirukis. A Fernando y Tomás les veo que van bien, con muchas ganas. Cuando faltan unos 30 kms aparece el viento y ya se empieza a notar el calor.

Hasta casi el final no me doy cuenta de que he ido muy cerca de Imanol.
Acabo la bici en el puesto 22 en 5 horas, 14 minutos y 44 segundos. Me animo mucho ya que es un gran tiempo. Noto que no tengo las piernas muy cargadas. Muy buena señal.

La primera sorpresa del día me la encontraría al dejar la bici y coger mi bolsa para ponerme el mono del Hiruki para empezar el maratón. Abro la bolsa y sólo veo las playeras y la gorra, me falta el mono. Pienso “no puede ser…estoy seguro de que lo he metido en la bolsa”. Le digo a un voluntario, muy buena labor la suya, que no tengo el mono y me dice que nadie ha tocado lo que hay dentro de las bolsas (al final estaba debajo de las playeras, al fondo de la bolsa. Por los nervios ni lo vi).

Pues nada…a correr una maratón con el culote de ciclismo. La suerte estaba echada. A rezar para que no me aparecieran rozaduras por la badana del culote. Por suerte fue así y pude correr bien.


El maratón fue la parte donde más sufrí por todo lo que ya llevaban mis piernas. Circuito llano, en el paseo de la playa, consistente en dar 6 vueltas. Primeros kilómetros suaves para coger ritmo y soltura. Avituallamientos cada 2 kms, fundamental para hidratarse y reponer fuerzas porque el calor ya apretaba.

En cada vuelta Mónica, Daniela y Nicolás animándome constantemente. Qué envidia me daban, disfrutando de la playa de Gandía mientras yo me derretía por el asfalto del paseo. También Mariana, Pablo y Tomás con sus chillos te ayudaban a sobrellevar el esfuerzo (gracias a todos).

En cada vuelta me cruzo con Tomás y Fernando, que nos damos ánimos mutuamente para seguir peleando por ser finisher.

Al acabar la media maratón empiezan a flaquear las fuerzas, pero a la vez veo que ya me queda menos y siento que por quinta vez voy a cruzar la meta en esta distancia.

Empiezo la última vuelta y estimo que puedo hacer una gran marca. Me cruzo con Israel, otro navarro de Estella, que me dice que puedo bajar de las 10 horas. Qué emoción y qué final tan especial. No me lo puedo creer. Entro en meta en el puesto 15 (segundo de mi grupo de edad) después de haber corrido en 3 horas y 36 minutos, y con un tiempo de 9 horas 57 minutos y 5 segundos.

Imanol había conseguido un tiempo estratosférico, y Tomás y Fernando habían logrado mejorar sus marcas personales y culminar una gran carrera.

Por equipos conseguimos un segundo puesto, lo mejor sin duda de esta gran experiencia.

Para finalizar esta crónica, me gustaría dar las gracias al Hiruki Triatlón Valle de Egüés por ser más que un club, a mi familia por su comprensión y por todo el tiempo que les he robado mientras entrenaba,  y a Ana Casares por su dedicación y por mucho más.

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