miércoles, 12 de junio de 2013

CARA Y CRUZ




Esta foto podría ser la de un triatlón de Donostia de cualquier edición… salvo de la de este año ya que no llegó a celebrarse. Las condiciones climatológicas de este fin de semana, con inundaciones en la cercana Pamplona incluidas, hicieron que la organización decidiera suspenderlo. Algo parecido sucedió en Zarautz, cuyo mítico triatlón se convirtió en duatlón de lluvia y viento; mi más sincera admiración hacia sus participantes, entre los que se encontraban algunos miembros de nuestro club.

La imagen y los recientes “acontecimientos meteorológicos” suscitan en mí una reflexión que me permito hacer en voz alta… quizá ya alguien se la haya hecho y se sienta identificado. En todos los triatlones, sean sprint, olímpicos, media distancia o ironman, se repiten los mismos comentarios entre novatos y veteranos: ¿qué hago yo aquí?, ¿por qué hacemos esto? Transcurridos los nervios iniciales, el miedo escénico y el bocinazo de salida, uno no piensa en nada y, simplemente, se deja llevar, se concentra en la prueba y se olvida hasta de su nombre; y a pesar del esfuerzo y del sufrimiento a los que, como en este fin de semana lluvioso, muchas veces contribuyen los elementos, en ese trance disfrutamos con lo que hacemos y cuando llegamos a meta da igual que el tiempo haya sido bueno o malo, que hayamos tenido buenas o malas sensaciones… al final lo hemos pasado bien y eso es lo que da sentido a este deporte que forma parte de nuestra vida y del que estamos enamorados hasta el punto de ponernos año tras año, edición tras edición, en la línea de salida. ¡Hasta la próxima!

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