Un triatlón clásico
entre amigos.
Creo que los triatletas navarros hemos subido las estadísticas de las webs
meteorológicas en un mes de mayo atípico en el que Navarra ha sido lo más
parecido a Mordor… Pero eso no impidió que el sábado pasado, animados por las
previsiones que daban una ventana sin lluvia de 16 a 19 de la tarde, unos
cuantos Hirukis -Txitxo, Mikel Mariñelarena, Patxi Goñi, Miki Miqueo, Javi
Nuñez y yo mismo- nos fuéramos a Ondarroa para participar en un triatlón
olímpico que es de los más populares y clásicos del circuito vasco y una
especie de cita previa al triatlón de Zarautz del próximo sábado.
La
salida de la natación tuvo lugar desde la playa-bahía de Arrigorri, donde
finalmente solo nadamos 750m por la baja temperatura del agua, 13º.
El
circuito “rompepiernas”, que se dirige por la carretera sinuosa de la costa hacia
Lekeitio para volver por las estrechas carreteras del interior pasando por un alto
de tres kilómetros, ofrece un espectacular contraste de mar-montaña, pone a
cada uno en su sitio y solo se hace llevadero si consigues coger un grupo.
La
carrera a pie, con tres vueltas por el casco viejo y la ría, transcurrió con
bastante animación por parte del público y la atenta vigilancia del puente de
Santiago Calatrava, inconfundible por su peculiar estilo arquitectónico.
Ondarroa
es un triatlón muy fácil de ejecutar para quien se desenvuelve con soltura
entre pelotones; lo difícil es encontrar uno acorde a tu nivel. Cuando lo consigues,
simplemente hay que dejarse llevar y estar atento a los posibles cortes.
Además, es altamente recomendable por la organización, el ambiente, el circuito
y el avituallamiento final que a más de uno le sirvió de cena.
¡Hasta
la próxima!
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